"A la ciudad llegan muchos turistas y cada persona con su pensamiento (…) pero esto sí nos sorprendió, la mujer parecía un animal, el hombre la tenía dominada, pero a ella no le parecía mal", manifestó a El Heraldo Gian Filgueño, un transeúnte que presenció el hecho.
Typisch Gringo, dazu mit der Bierflasche in der Hand.
Ich darf im Bus kein Brötchen mehr essen und die Gringos nehmen ihre alte an die Leine und saufen auf der Straße.
Fünf sind geladen, zehn sind gekommen, gieß Wasser zur Suppe, heiß alle willkommen.